¿Qué es la rosa mosqueta?
La rosa mosqueta es un arbusto silvestre que crece en regiones templadas y continentales moderadas sobre suelos duros. Sus semillas y frutos se emplean para obtener aceite y extractos ricos en ácidos grasos esenciales, vitaminas y antioxidantes.
Pertenece a la familia de las rosáceas y recibe la denominación de Rosa moschata, rubiginosa o eglanteria, aunque se la conoce por otros nombres comunes como rosa silvestre, rosa canina, o rosa primitiva.
Por sus muchas propiedades la rosa mosqueta es muy apreciada en la industria alimentaria, ya que cuenta con un elevado valor nutritivo.
Destaca igualmente en cosmética como tratamiento antienvejecimiento y para tratar diversas lesiones por su actividad antioxidante, antiinflamatoria y antimicrobiana.
Composición y propiedades de la rosa mosqueta para la piel
La rica composición de la rosa mosqueta le confiere una serie de propiedades de gran valor en el cuidado de la piel:
- Vitaminas y carotenoides. Destaca el ácido ascórbico (vitamina C), que le otorga un efecto antioxidante relevante, y favorece la producción de colágeno, esencial para mantener la estructura de la piel y reparar los tejidos.
- Minerales. Sobresalen el calcio, magnesio, potasio, zinc o fósforo con acción revitalizante, fortalecedora, y cicatrizante, al ayudar a formar tejido conectivo. Además, el zinc unido a los ácidos grasos que contiene ayuda a restaurar la barrera cutánea y reducir la inflamación.
- Ácidos grasos esenciales. Destacan el ácido alfalinoleico (omega-3), linolénico (omega-6) y oleico (omega-9) que le confieren propiedades emolientes, suavizantes e hidratantes y participan en el incremento de la elasticidad de la piel. Asimismo, potencian la regeneración y reparación de los tejidos dañados.
- Vitamina A. Merece una mención especial por sus propiedades despigmentantes. Atenúa la coloración de manchas y cicatrices.
Beneficios de la rosa mosqueta en la piel
Son muchos los beneficios de la rosa mosqueta para la piel por su alto contenido en ácidos grasos, vitaminas y antioxidantes.
Compartimos contigo los más significativos:
- Repara las pieles dañadas y cicatriza. Ayuda a tratar todo tipo de lesiones cutáneas como cicatrices, estrías, marcas de acné y quemaduras. Participa en la regeneración celular que favorece la cicatrización.
- Combate el envejecimiento. Reduce las arrugas y líneas de expresión, aporta flexibilidad y firmeza, y contrarresta el efecto de los radicales libres.
- Hidrata en profundidad. Evita la pérdida de agua, protege la barrera cutánea y suaviza la piel. Puede emplearse incluso en el cuero cabelludo como tratamiento prechampú para mejorar la salud capilar.
- Atenúa las manchas. Ayuda a unificar el tono, reduce la hiperpigmentación y mejora la textura.
- Calma y desinflama. Calma la piel irritada y disminuye la irritación. Por ello es beneficioso en el tratamiento de afecciones cutáneas como la dermatitis, psoriasis o eccemas.
Uno de los usos menos conocidos es el de aceite para masajes de la zona perineal en embarazadas, para favorecer su hidratación y elasticidad. Recuerda que en el embarazo debes consultar con tu ginecólogo la posibilidad de aplicar cualquier tipo de aceite vegetal.
Entonces, ¿el aceite de rosa mosqueta sirve para las cicatrices?
El uso del aceite de rosa mosqueta para tratar procesos de cicatrización surgió en los años 80 justificado por la composición y propiedades, parte de las cuales hemos abordado hace unas líneas.
En la literatura científica podemos encontrar múltiples estudios que apuntan a los buenos resultados de este aceite en el tratamiento de heridas, cicatrizas posquirúrgicas, quemaduras, úlceras o estrías gravídicas (propias del embarazo).
Los efectos beneficiosos de la rosa mosqueta para las cicatrices se basan en efectos como los siguientes:
- Efecto epitelizante al regenerar el epitelio, tejido que recubre la superficie de la piel y las mucosas.
- Aumento de la disposición del colágeno y refuerzo de la flexibilidad.
- Producción de matriz celular que regenera la piel.
- Actividad antiinflamatoria que reduce el eritema propio de los procesos de cicatrización.
En definitiva, la rosa mosqueta mejora el proceso de cicatrización de la piel y previene la formación de queloides, crecimientos anómalos de tejido fibroso que crea protuberancias duras y elevadas.
¿Cómo usar el aceite de rosa mosqueta para cicatrices?
Para tratar las cicatrices, puedes aplicar el aceite vegetal de rosa mosqueta en todo tipo de pieles, incluso en las grasas. Se trata de un aceite no comedogénico, por ello no es probable que obstruya los poros.
Por otra parte, es ideal para pieles secas y sensibles por su poder hidratante y calmante.
Uso puro
Puedes empezar a aplicarla cuando se cae la costra de una herida o a las 24 horas después de que te hayan retirado los puntos. No obstante, confirma con tu médico cuándo puedes empezar a usarla.
Suele ser recomendable aplicar de dos a tres veces al día sobre la herida mediante suaves masajes hasta su total absorción.
Es importante que si aplicas la rosa mosqueta a lo largo del día siempre procures no exponerla al sol directamente, ya que puede aumentar la sensibilidad de la piel a la luz solar.
Uso diluido
Otra opción es añadir unas gotas de aceite de rosa mosqueta a tu crema o loción hidratante de uso diario.
Esto te permite no alterar tu ritual de cuidados, es más, los vas a enriquecer con las muchas propiedades de este ingrediente.
Además, al incluirla en un gesto diario que ya tienes asimilado, te facilita ser constante en su aplicación.
Uso en formulaciones dermoestéticas
Por último, una de las mejores maneras de beneficiarte de las bondades de la rosa mosqueta es como ingrediente en formulaciones dermoestéticas multiactivas.
En e’lifexir hemos incorporado la rosa mosqueta a nuestro Aceite Antiestrías-Cica. Se trata de un aceite intensivo natural que resulta un tratamiento eficaz para reducir las estrías, cicatrices y marcas de la piel.
Los importantes efectos de la rosa mosqueta se potencian por la combinación de sésamo BIO y semillas de chía que reducen la pérdida de agua transdérmica.
Por su parte, el aceite esencial de Helichrysum angustifolium, estimula y fortifica la producción de queratinocitos, favoreciendo que la piel pueda soportar estiramientos de los tejidos que se pueden producir en el embarazo o en los procesos de cicatrización.