¿Qué es la flacidez?
La flacidez es la pérdida de tensión de los tejidos como consecuencia del deterioro de las fibras de colágeno y elastina de la piel, por lo que esta pierde firmeza y elasticidad.
Este proceso se relaciona con el proceso natural de envejecimiento de las personas, y puede comenzar a hacerse evidente a partir de los 30-35 años, y hacerse más intensa a partir de los 45-50 años.
No obstante, la flacidez también puede ser debida o verse acentuada por otros factores como hábitos de vida poco saludables, sedentarismo, pérdida de peso rápida o cambios hormonales.
Además de los síntomas evidentes que prueban que tu piel está perdiendo firmeza, existen técnicas de diagnóstico que se basan en un exhaustivo interrogatorio y un examen físico de la persona para determinar qué grado de flacidez sufre la persona.
Grados de flacidez
La flacidez se puede clasificar en varios grados según su intensidad:
La flacidez leve es apenas perceptible y sólo se nota en ciertas posiciones. La moderada es visible en situaciones normales, pero no distorsiona el contorno. La intensa es una de las más difíciles de tratar que ya ha llegado a distorsionar el contorno de zonas tan visibles como los brazos, cara interior de los muslos, rodillas? La severa implica un descolgamiento evidente. Por último, la flacidez muy severa, se aprecia una pérdida completa de soporte estructural de la piel y los tejidos subyacentes.
Tipos de flacidez
Existen varios tipos de flacidez y saber detectarla resulta necesario para aplicar medidas correctas para evitarla o reducirla.
La flacidez cutánea es la pérdida de elasticidad y firmeza originada por la degeneración de las fibras de colágeno y elastina, debida principalmente a la atrofia epidérmica o adelgazamiento de la epidermis.
Esto hecho puede deberse a la exposición al sol sin protección, al envejecimiento y a la falta de hidratación y nutrición adecuadas.
Por su parte, la flacidez muscular es una falta de tono en los músculos esqueléticos o hipotonía provocada en gran parte por la falta de actividad física o por una actividad física insuficiente, aunque también puede responder a causas patológicas o alteraciones en el metabolismo.

La flacidez mixta ocurre por una pérdida drástica de peso junto con cambios hormonales que ocurren en épocas tan claves como la menopausia.
En el caso de la flacidez por pérdida de grasa se debe a un adelgazamiento brusco que conlleva una redistribución de grasa subcutánea dando un aspecto de ?vacío’ por esa falta de relleno.
En último lugar, la flacidez gravitacional viene marcada por un desplazamiento ?hacia abajo’ de los tejidos lo que provoca la pérdida de definición en el contorno.
Causas de la flacidez
Las principales causas de la flacidez, como venimos avanzando, están relacionadas con el proceso natural de envejecimiento, aunque existen otras que queremos compartir contigo para que puedas actuar sobre ellas.
1.Envejecimiento natural
Con el paso del tiempo, la piel va perdiendo grosor, ya que el organismo produce menos colágeno y elastina, los fibroblastos van perdiendo su actividad a la vez que va disminuyendo la masa muscular. De igual modo, la barrera cutánea se debilita, produciendo una atrofia epidérmica que propicia la pérdida de agua en la piel.
La alteración de la matriz extracelular se ve afectada no solo por una disminución del colágeno y la elastina, sino por una reducción de los glucosaminoglicanos (GAGs) entre los que se encuentran el ácido hialurónico, la condroitina y el dermatán sulfato.
Estas moléculas resultan esenciales para evitar la flacidez cutánea, puesto que ayudan a mantenerla hidratada, firme y con volumen.
2.Pérdida de peso rápida
Si bajas de peso demasiado rápido, la piel no tiene tiempo de acostumbrarse al nuevo volumen por lo que va a perder elasticidad y firmeza. Piensa que la piel necesita tiempo para producir las proteínas que aseguran su firmeza.
De igual modo, si esta pérdida de peso acelerada va acompañada de una reducción del tono muscular, la flacidez va a acentuarse.
Y, por último, si por padecer sobrepeso, tu piel se ha visto expuesta a un estiramiento pronunciado durante mucho tiempo, puede haber perdido su capacidad de retracción.
3.Cambios hormonales
A lo largo de su vida las mujeres experimentan cambios hormonales importantes durante la menstruación, el embarazo, la lactancia y la menopausia.
Cuando el organismo se ve expuesto a una disminución de estrógenos, va a sufrir una mayor destrucción de las fibras de colágeno, especialmente en las zonas del pecho y del abdomen.
Aunque con el embarazo los niveles de estas hormonas aumentan para apoyar el desarrollo del bebé, tras el parto sus niveles caen rápidamente, lo que puede causar flacidez.
4.Sedentarismo
Una vida y trabajo sedentarios se encuentran entre las causas más comunes de la flacidez, pero también resultan factores que se pueden combatir con mayor facilidad.
Puedes empezar a subir las escaleras andando, desplazarte cuando sea posible a pie o en bicicleta, o bajarte una parada antes del autobús o metro.
5.Dieta pobre en proteínas y antioxidantes
Una dieta desequilibrada y que no te aporta los nutrientes que tu piel necesita para mantenerse saludable es otro factor ligado a la flacidez que no debes descuidar.
El exceso de azúcar, sal o alimentos ultraprocesados aceleran la destrucción de las fibras de elastina y colágeno.
6.Exposición al sol sin protección
La radiación solar en exceso y sin protección acelera el envejecimiento de la piel, la deshidratan y provocan flacidez al dañar sus fibras, sobre todo en zonas del rostro, cuello y escote.
Debes tener presente que la radiación ultravioleta induce a la formación de radicales libres en la piel, moléculas muy reactivas que dañan las células cutáneas.
Otras causas de la flacidez
El tabaquismo y consumo de alcohol son otros dos factores que pueden verse implicados en la aparición prematura de la flacidez cutánea, ya que se trata de sustancias que reducen la producción de elastina y colágeno.
Además, dificultan la circulación sanguínea reduciendo la cantidad de oxígeno en la piel y de nutrientes esenciales, haciendo que pierda su capacidad de regeneración.
Por su parte, el estrés y la ansiedad también pueden causar flacidez debido a que pueden provocar desequilibrios hormonales, inflamación y hábitos nocivos asociados.
Por último, los baños con agua muy caliente pueden acentuar el problema, ya que relajan los tejidos.
¿Cómo prevenir y combatir la flacidez desde casa?
Si bien es cierto que existen tratamientos mínimamente invasivos para tratar la flacidez como la radiofrecuencia, la electroestimulación, la mesoterapia reafirmante, o los hilos corporales, entre otros, también puedes combatirla desde casa.
Ejercicio para tonificar los músculos
Combate la flacidez muscular con rutinas de ejercicio de fuerza, resistencia y cardio que activen todos los músculos de tu cuerpo y practica algún deporte semanalmente en el exterior.
Vas a prevenir la flacidez, pero también a mejorar el metabolismo de los tejidos, algo que te ayuda a luchar contra los signos del envejecimiento.
Dermocosmética
Los tratamientos dermocosméticos pueden ayudarte a estimular los fibroblastos para potenciar la producción de elastina y colágeno, aumentar el grosor de la dermis y reestructurar la matriz celular gracias a formulaciones biotecnológicas.
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