1.La verdad sobre los prebióticos
La mayoría de los prebióticos son fibras dietéticas, pero no todas las fibras dietéticas son prebióticas. La principal diferencia radica en su capacidad para ser fermentadas por la microbiota intestinal.
Los prebióticos son especialmente efectivos porque estimulan selectivamente el crecimiento de bacterias beneficiosas, como las bifidobacterias y los lactobacilos, lo que contribuye a mantener el equilibrio de la microbiota. Pueden encontrarse de forma natural en los alimentos o añadirse a suplementos y productos alimenticios, incluidos los alimentos infantiles.
Estos compuestos tienen la capacidad de modificar la composición y la función de la microbiota intestinal, lo que puede generar mejoras significativas en la salud digestiva, la inmunidad y el bienestar general del organismo.
Es importante señalar que, aunque el término «prebiótico» no siempre aparece en las etiquetas de los productos, sí es posible identificar ciertos ingredientes que son fuentes comunes de prebióticos, como los fructooligosacáridos (FOS), galactooligosacáridos (GOS), inulina, fibra de achicoria y oligofructosa. Estos ingredientes actúan como catalizadores para la salud intestinal, favoreciendo el crecimiento de las bacterias beneficiosas.
2.¿Cuánta fibra y prebióticos necesitamos al día?
La fibra es un componente crucial en nuestra dieta, y se recomienda consumir al menos 25 gramos de fibra dietética al día, aunque, además, la Asociación Científica Internacional de Probióticos y Prebióticos recomienda que al menos 5 gramos de esa fibra deben ser prebióticos, es decir, fibra fermentable que estimula el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino.
Alimentos como cebolla, ajo, plátano, zanahorias, raíz de achicoria y alcachofa contienen prebióticos de forma natural, aunque en cantidades relativamente bajas. Para garantizar una ingesta adecuada, puedes optar por incorporar alimentos enriquecidos con prebióticos en la dieta diaria. De esta forma, optimizarás los efectos positivos que estos compuestos pueden tener en tu salud intestinal.
Además de los beneficios digestivos inmediatos, los prebióticos también están relacionados con la mejora de otros aspectos de la salud, como la regulación del azúcar en sangre, el fortalecimiento del sistema inmune y la mejora de la absorción de minerales esenciales, como el calcio y el magnesio.
3.La conexión entre prebióticos, probióticos y nuestra salud
Los probióticos mejoran nuestra salud al interactuar con la microbiota intestinal de manera similar a nuestras propias bacterias beneficiosas. De esta manera, al promover un equilibrio de la microflora intestinal, colonizan la microbiota intestinal evitando el crecimiento de bacterias perjudiciales o patógenas. Como los prebióticos alimentan a los probióticos, su consumo regular es clave para potenciar los efectos positivos de estos microorganismos beneficiosos.
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Su biotecnología de cadena corta tiene la particularidad de ser moléculas más pequeñas que se fermentan rápidamente y de manera localizada en el intestino. La fibra de remolacha azucarera (Beta vulgaris L.) contribuye a que aumente el volumen de las heces, ayudando a mejorar el tránsito intestinal.
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