¿Qué son las agujetas?
Las agujetas son microrroturas musculares que se producen ante un ejercicio más intenso de lo habitual. Técnicamente se conocen como DOMS (del inglés Delayed Onset Muscle Soreness) o como Dolores Musculares de Aparición Tardía (DMAT), si lo traducimos al español.
En virtud de esa definición, las agujetas se consideran una lesión muscular indirecta por la destrucción de fibras -musculares- que provocan un aumento de la vascularización localizada.
El proceso por el que aparecen las agujetas se activa con el objetivo de recuperar los tejidos dañados. Se lleva a la práctica participando en la formación y desarrollo de vasos sanguíneos destinados a transportar oxígeno, nutrientes y otros compuestos.
Otras hipótesis relacionadas con la aparición de las agujetas han apuntado a factores tales como:
- Aumento de la temperatura del músculo que puede provocar necrosis muscular.
- Contracciones musculares o espasmos por la sobrecarga que originan una falta de aporte de oxígeno y otros nutrientes a la zona.
¿Cuándo se producen las agujetas y cuáles son sus síntomas?
Las agujetas suelen aparecer al cabo de unas 10 horas tras la realización del ejercicio o sobreesfuerzo.
Sin embargo, es 24 h o 48 h después del ejercicio cuando los síntomas son más intensos y pueden durar hasta más de una semana.
Los síntomas que puedes experimentar si tienes agujetas son los siguientes:
- Sobrecarga muscular.
- Rigidez.
- Sensación de hinchazón en los músculos.
- Dolor intenso que puede bloquear los movimientos.
Si el dolor persiste más allá de una semana, es conveniente acudir a un médico especialista que determine si se ha producido un desgarro muscular o una rotura fibrilar.
8 consejos para quitar las agujetas
En vista de las posibles consecuencias de sufrir agujetas, es probable que te estés preguntando cómo combatirlas.
Para ayudarte, hemos recopilado los siguientes 8 trucos efectivos, que también te van a ayudar a evitarlas.
Descansa
Si el dolor que provocan las agujetas es fuerte y limita tu movilidad, es necesario que dejes descansar la zona uno o dos días para permitir la recuperación del músculo.
Esto no quiere decir que no tengas que moverte, lo más recomendable es realizar lo que se conoce como descanso activo a través de estiramientos que favorezcan la circulación sanguínea.
Actividades como el yoga, el taichí o el pilates son actividades que pueden ayudarte siempre que las hagas de manera moderada y sin forzar la zona afectada.
Mantente activo
En el caso de que tus agujetas sean leves o moderadas, puedes seguir ejercitando los músculos afectados para propiciar la cicatrización de las roturas de los tejidos.
Ten presente que este ejercicio de recuperación debe ser de intensidad baja para permitir que el cuerpo se vaya adaptando a ese trabajo muscular.
Lo importante, es que aumentes la intensidad de los ejercicios de manera paulatina para que el músculo vaya asumiéndolos de manera óptima.
Evita el estrés
El estrés es uno de los grandes enemigos de nuestro organismo, también en el tratamiento de las agujetas.
De hecho, incluso si permaneces sentado pero tus piernas, por ejemplo, se encuentran en tensión, puedes padecer agujetas.
Así las cosas, procura combatir el estrés con meditación, ejercicios de relajación a través de la respiración, saliendo a andar, etc.
En este orden de cosas, los hipopresivos son ejercicios de respiración que puedes realizar en casa de manera sencilla.
Además, ten en cuenta que si realizas una actividad deportiva con los músculos estresados y tensos, es más probable que sufras agujetas.
Calienta antes del entrenamiento
Antes de cualquier práctica deportiva es imprescindible que realices un calentamiento a fin de preparar el cuerpo para desarrollar adecuadamente la actividad que tienes prevista.
Este simple hecho te permite evitar o minimizar las agujetas, así como las lesiones.
Los geles moldeadores con efecto antiinflamatorio, gracias a ingredientes como la centella asiática que se aplican antes de los ejercicios, aumentan los resultados positivos del calentamiento.
Sigue una alimentación equilibrada e hidrátate bien
La alimentación y la hidratación son altamente relevantes, tanto en el rendimiento deportivo como en la recuperación tras una exigencia muscular inusual.
Entre los alimentos que puedes incorporar en tu alimentación con propiedades analgésicas y/o antiinflamatorias se encuentran las legumbres, los pescados azules, las verduras como la remolacha o el brócoli, o también en los frutos rojos.
Las infusiones de té verde, corteza de sauce, cúrcuma, raíz de jengibre o rooibos pueden convertirse en grandes aliadas de tu hidratación, como las bebidas isotónicas antes, durante y después de la práctica deportiva.
Combina el calor y el frío
Tras los estiramientos, combinar el calor y el frío también te va a ayudar a recuperarte antes. En concreto, el frío es tu aliado para activar la circulación y el calor lo es para relajar los músculos.
Puedes tomar una ducha alternando agua fría y caliente en un primer momento, y potenciar los efectos con algún gel exfoliante con efecto relajante que favorezca la circulación.
Masajea el músculo tras el ejercicio
Las friegas con alcohol de romero o aceites y cremas con ingredientes antiinflamatorios y/o analgésicos como el harpagofito o la menta te servirán para calmar la tensión.
Realiza estiramientos después del ejercicio
Al acabar el ejercicio, de nuevo el estiramiento se muestra fundamental para relajar y ayudar a oxigenar la musculatura, además de favorecer el sueño al aliviar la tensión.
Puedes propiciar la recuperación de tu organismo durante el estado de vigilia gracias a tratamientos drenantes nocturnos con ingredientes como el agua frutal de cerezas que favorece el drenaje de la zona, o la creatina que aumenta la síntesis de proteínas.